Me salió la oportunidad de ir a Etiopía por medio de Teresa, una amiga de la ruta solidaria en Perú. Ella había ido a cooperar con la oenegé de un orfanato como oftalmóloga. Estaba contenta de la experiencia y nos animó, a Dolors y a mí, a que fuéramos a colaborar como maestras. Nos puso en contacto con los responsables de la oenegé Global Infantil que nos recomendaron que, antes de asistir al proyecto, fuéramos a conocer el país. De esta forma entenderíamos más a los niños del orfanato. Al buscar información del país descubrí una gran riqueza histórica y cultural. Nos decidimos por realizar la ruta que nos ofreció Etiotribal del Getachew, un etiocubano que había estudiado ocho años en Cuba, colaborador de la oenegé. El viaje consistía en una ruta en 4×4 para dar a conocer rincones poco conocidos del país, y poder profundizar más en la realidad de su gente. Comenzamos la ruta por el sur, para conocer la gran diversidad de tribus. Continuamos en dirección al norte, para descubrir el rico patrimonio cristiano ortodoxo copto, y acabamos en Addis Abeba, donde vivimos y colaboramos en el orfanato con Teresa. Durante todo el viaje y la estancia en el orfanato percibí una fuerza que me llevó a escribir las vivencias de las tierras africanas.
Me llevo la maleta llena de vivencias
Del país:
Después de haber recorrido unos ocho mil kilómetros, puedo decir que la experiencia ha sido satisfactoria. Aunque hoy en día sigue siendo uno de los países más pobres del mundo, creo que si todo estuviera bien distribuido habría comida para todos. En un país que me habían presentado árido y con niños desnutridos, he descubierto una gran diversidad de paisajes y los campos verdes, al coincidir con la época de lluvias. El pueblo etíope es acogedor y amable. He experimentado la desconexión del móvil, internet y, en algunos momentos, el vivir sin luz ni agua. Estos días he podido comprobar que también podemos sobrevivir sin avances tecnológicos, y cada vez valoro más la vida natural y sencilla. Para mí ha sido como un viaje por la historia, en contraste con la modernidad. Tanto he encontrado campesinos arando con bueyes, como otros con tractores; por las carreteras se cruzan carros y coches. Etiopía es un país de contrastes que me ha cautivado.

De las tribus del sur
Me he sumergido en la prehistoria en las tribus del sud. He paseado por los mercados, un punto de encuentro de las diferentes tribus y me he dejado impregnar por la magia de estos lugares.

De la ruta por el norte:
He quedado maravillada de la gran variedad de paisajes de verdes montañas y grandes alturas. Me ha impresionado el rico patrimonio cristiano ortodoxo que se ha mantenido durante tanto tiempo, y la religiosidad que se desprende de este.
De la ruta por el este:
Me ha gustado ver el respeto que se vive en Harar, ciudad amurallada, un reducto musulmán en un mundo cristiano.

Del orfanato:
Me ha gustado ver como se organizan los niños, se hacen responsables del orfanato como si fuera suyo. He convivido con ellos y he quedado impregnada de su fuerza y energía para madurar y vivir con intensidad las pequeñas cosas de cada día. Me han enseñado a valorar como todos los seres que habitamos este planeta nos necesitamos y apreciamos la diversidad de sus gentes.

Del pueblo etíope:
He aprendido a relajarme, no tener ninguna expectativa y dejarme sorprender. Pienso que si muchos de ellos han comenzado desde cero, yo también puedo obtener lo que realmente quiero, luchando con fuerza y afrontando con valentía las nuevas situaciones que me iré encontrando en la vida. A partir de ahora, valoraré lo que tengo con agradecimiento. Posiblemente si a la humanidad sufriera una gran desgracia, los etíopes serían los que sobrevivirían, porque han aprendido a vivir con lo mínimo.

Me encantan estas fotos conxi gracias por compartir!
Espero algún día poder ir a MAMA AFRICA!
Paola me alegro que te gusten. Deseo que un dia puedas viajar a Etiòpia