Viaje a Rusia – Verano 2017
Ya hacía tiempo que me apetecía ir a Rusia, desde 1991 año en que fueron mis padres y me explicaron las intensas experiencias que vivieron cuando aún no había mucho turismo. Por otro lado, me gustaba la película El Doctor Zivago, cuando la veía me transportaba por aquellas tierras. De joven había leído libros de Dostoievski, Tolstoi y Gorki, que me acercaron más este país. También quería conocer más de cerca la espiritualidad ortodoxa. Al hablar del proyecto del viaje con mi amiga Dolores, me dijo que tenía un amigo, Pável, que vivía en San Petersburgo y seguramente nos podría acompañar durante la estancia. Todo ello me decidió ir allí y también a visitar Moscú. En el verano de 2017, con mis amigas viajeras Rosa y Dolores, emprendimos la ruta hacia Rusia.
Me llevo la maleta llena de vivencias:
De San Petersburgo
La ciudad fue fundada, en 1703, por el Zar Pedro el Grande para estar más cerca de Europa. Ha cambiado de nombre tres veces: San Petersburgo, Petrogrado, Leningrado y de nuevo San Petersburgo. La ciudad vivió un tiempo de gran esplendor, pero luego pasó épocas difíciles como el asedio de novecientos días durante la Segunda Guerra Mundial y también en la época soviética vivió un tiempo de estancamiento. Finalmente, en el año 2003, con motivo del tercer centenario de su fundación, se realizó una restauración y recuperación del centro histórico para convertir la ciudad en la ventana de la nueva Rusia, función para la que originariamente fue creada.

Visitamos el Palacio de Peterhof, construido en la época de Pedro I, donde hay unas treinta salas decoradas con grandes obras de arte. Paseamos por el parque con unos jardines armoniosos y bellos. Lo que me impresiona más son las fuentes, ya que con los juegos del agua se puede percibir una sinfonía acuática.

La construcción de la catedral de San Isaac fue una obra complicada, ya que los fundamentos se tuvieron que apoyar con veinticuatro mil pilones de madera de pino sobre el terreno pantanoso del lugar. Se construyó en la segunda mitad del siglo XVIII para superar el esplendor de cualquiera de las iglesias de la ciudad. Las cuatro portadas están formadas por ciento doce columnas monolíticas de granito rojo. Cuando entro admiro la gran abundancia de frescos en las paredes y el techo.

La fortaleza de San Pedro y San Pablo fue la primera edificación del núcleo antiguo de la ciudad, proyectada por Pedro el Grande como defensa de salida al Báltico. Por otro lado, el centro de la fortaleza se convirtió en catedral, erigida en el lugar de la primera iglesia de madera, allí se encuentran enterrados gran parte de los zares. Al cabo de un tiempo se convirtió en prisión, donde encerraron conspiradores políticos. Durante la revolución de octubre de 1917, la fortaleza cayó en manos bolcheviques. El crucero Aurora disparó una salva como señal y los cañones de la Fortaleza dispararon treinta obuses sobre el Palacio de Invierno. De repente me he sobresaltado al oir el disparo de un cañón, que al parecer se dispara cada día a las doce. Esta práctica existe desde la época de Pedro el Grande.

La catedral de Kazán quiere imitar la columnata de San Pedro, por eso tiene ciento cuarenta y cuatro columnas que están situadas directamente en la calle, por lo que se crea un paso tranquilo hacia el interior de la iglesia. Una vez dentro, situado en el centro, hay un icono de la Virgen de Kazán a quien le tienen mucha devoción. Observo como una larga fila de mujeres con mantilla en la cabeza, practican sus ritos religiosos y cantan como ángeles.

La iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada, se construyó en el lugar donde el Zar Alejandro II fue asesinado, víctima de un atentado en 1881 a causa de una bomba, por eso en el centro sagrado hay un templete con baldaquín, en recuerdo del Zar. Me quedo maravillada observando la increíble riqueza de los mosaicos, que brillan con todos sus colores a la luz del sol, considerados únicos en Europa.

Navegamos en barco por el río Neva y los canales hasta llegar al mar Báltico. Me ha encantado ver los alrededores del río, con grandes edificios y jardines. Hemos pasado por debajo de los puentes, algunos se abren cuando pasan los grandes barcos. He visto el crucero Aurora y también he reconocido la aguja dorada que sobresale de la Fortaleza de San Pedro y San Pablo. Durante toda la travesía un chico nos saludaba desde cada puente que pasábamos, nos ha sorprendido que nos siguiera, pero nos dicen que es una costumbre que tienen para ganar algo de dinero, corren de un puente al otro para que cuando lleguemos les demos una propina.

Del Hermitage
Me emociono cuando estoy delante del edificio al ver tanta grandeza. Está situado en el centro de San Petersburgo. Hace ciento cincuenta años, por voluntad de Nicolás I, se convirtió en museo, pero casi un siglo antes había sido residencia oficial de los zares de Rusia. Las colecciones de obras de arte del museo del Hermitage están repartidas entre cinco edificios diferentes: el Palacio de invierno, el Teatro, el Pequeño, el Nuevo y el Gran Hermitage.

El edificio más impresionante del Hermitage, es el Palacio de invierno que se construyó entre 1754 y 1762. Cuando camino por la sala malaquita, me dejo llevar por los sentidos y quedo maravillada cuando veo las pinturas y la decoración de las paredes y el techo de diferentes estilos, realmente es precioso y pone de manifiesto la riqueza del Palacio de los Zares y la grandeza del imperio ruso.


De Moscú
La capital es percibida por los rusos como el corazón de Rusia, símbolo del estado y exponente del espíritu ruso. El Kremlin es la parte central y más antigua de la ciudad, está situado en la colina del Pinar y en la margen izquierda del río Moscova. Junto a los muros donde se levantan veinte torres, se encuentra la tumba del soldado desconocido donde está siempre encendida una llama eterna. Para entrar tengo que pasar por controles de seguridad.

Lo primero que vemos es la campana Zarina y el cañón. Vamos hasta la plaza de las catedrales visitamos la de San Miguel Arcángel donde enterraban los Zares. Son muy bonitas las pinturas de las paredes y del techo, no queda ni un palmo sin pintar.

Quedo impresionada al pisar la Plaza Roja que se extiende al este de las murallas del Kremlin. Es inmensa pero está llena de gente paseando, es un lugar donde se celebran actos multitudinarios y desfiles militares. Son preciosos los jardines con flores, muy bien cuidados, y al fondo la hermosa iglesia de San Basilio.

El Metro de Moscú, también conocido como el Palacio de pueblo. La primera línea de metro se estrenó en 1935 y en la construcción trabajaron muchos voluntarios. En la actualidad cuenta con doce líneas y ciento setenta estaciones. Los pasillos subterráneos parecen un museo, ya que están decorados con un verdadero lujo de cuento de hadas. Me ha sorprendido mucho el tamaño de cada estación y como están adornadas con pinturas murales, esculturas y vidrieras de colores.

La Catedral Cristo Salvador se terminó de construir en 1883, convirtiéndose en el edificio más elevado de Moscú. En 1931 fue dinamitada porque en el solar que ocupaba se había proyectado construir el Palacio de los Soviets, una torre de 315 metros de altura coronada con la estatua de Lenin, que nunca se llegó a construir. Después de la Segunda Guerra Mundial, se construyó allí una piscina descubierta de agua caliente. Finalmente, en la época de la Perestroika, se empezó a reconstruir entre los años 1994 y 1997. Es impresionante el poco tiempo en que lograron terminarla. En la actualidad, después de tantos contratiempos, es un espacio para orar muy agradable y acogedor.

La Galería Tretiakov posee una riquísima colección de pintura rusa del siglo XVIII al XX. Hay también un museo de iconos de los siglos XII-XVIII. Me sorprende ver el original del año 1430 del icono de la Trinidad que me conecta con Taizé y me he quedado un rato meditando.

Damos un paseo por el lago donde según dicen se inspiró Tchaikovsky para componer la música del ballet Lago de los cisnes. Cerca se puede ver el Monasterio de Novodévichi o de las doncellas novicias, rodeado por una pintoresca muralla con doce torres y ladrillos con ornamentación de piedra blanca.

Del monasterio San Sergio
Hemos ido al monasterio de San Sergio, uno de los principales santuarios de la iglesia ortodoxa rusa, fundado en el siglo XIV por Sergi de Rádonezh. Se ha convertido en el centro espiritual de peregrinación de Rusia. He podido comprobar la devoción de parejas y familias haciendo cola para orar al santo. También he visto muchos novicios jóvenes. La mayoría de iglesias están llenas de creyentes que participan en las ceremonias y que cantan en los coros.

Este viaje a Rusia ha sido una experiencia diferente de otros viajes, pero muy interesante. Se puede captar más apertura, porque son los organizadores del mundial de fútbol de 2018. Durante las visitas que he hecho en las iglesias he podido entender y valorar más la espiritualidad de los ortodoxos. He observado que los rusos son cada vez más religiosos, después de tantos años de prohibición. Ahora hay más jóvenes que son creyentes. He notado un contraste entre el trato de la gente mayor que se muestra muy seria, supongo que tienen miedo y desconfianza de los que venimos de fuera, pues han sufrido mucho. En cambio a los jóvenes los veo más abiertos a conocer nuevas personas y se muestran sonrientes y alegres.
Mha agradat recordar el viatge que vem fer ja fa uns anys.
A mi em va impresionar l edifici de la kGB. pensant en les tortures al presoners.
La gent molt seriosa i poc amable en general.
Gràcies Montse! A mi m’ha ajudat aquests dies de confinament poder reviure el viatge.
Con mucho gusto he leído tu cuento sobre el viaje a RUSIA.
Tu tienes un don indudable de contar las historias de manera fácil y apasionante!
Gracias Elena por leerme, es mi experiencia real del viaje a Rusia.