Viaje a Benín 2017- 2018

Viaje a Benín 2017- 2018

Me decidí ir a Benín cuando estaba en la librería de viajes Altaïr en la zona donde están los libros de África. Quedé admirada de las fotografías de uno de los libros de Benín donde se veían personas de diversas etnias que me llamaron la atención por sus costumbres, así como también las ceremonias de Vudú, un tema desconocido para mí. Ya hacía un tiempo que había leído el libro Más allá del mar de arena de la escritora beninesa Agnès Agboton, que me gustó mucho, a quien tuve la oportunidad de conocer personalmente. Pedí información sobre los viajes que organizaba la agencia Orixà de Altaïr y me atendió un chico que había ido varias veces a Benín y que estaba enamorado de este país. El viaje que me propuso me animó, hablé con mi amiga Rosa, a la que también interesó, y juntas emprendimos la nueva ruta para adentrarnos en el África negra.

Me llevo la maleta llena de vivencias

De los Campos de algodón:
Lo primero que me sorprendió de la ruta en coche, fue ver tantos camiones llenos a rebosar de algodón. Caminamos en medio de los campos donde había pequeñas montañas de algodón sobre las que nos tumbamos i fue una experiencia divertida!
De los Somba:

De los Somba:
Me gustó acercarme a este fabuloso pueblo para entender mejor sus costumbres y compartir un momento de su vida. Las casas Tata Somba, viviendas fortificadas tradicionales de arcilla rojiza, estaban llenas de detalles simbólicos y protegidas por grandes fetiches. Conocer poblados que viven conectados con la naturaleza y la tierra me enriqueció.

De los niños de los poblados:
Tuvimos muy buena conexión con ellos. Cantamos y bailamos juntos, y lo pasamos muy bien.

De los mercados:
Me dejé llevar por los sentidos: los olores, los gritos de los vendedores, los colores vivos de las verduras y frutas. En los paseos en medio de la gente pude comprobar que no son sólo lugares donde comprar y vender, son espacios de encuentro y de relación que reflejan la vida de cada pueblo. Me sentí como uno de ellos.

De los palacios imperiales de Abomey:
Profundicé en la historia de Benín sobre el último complejo real, rodeado por un alto muro que protegía una docena de palacios, que me hizo percibir el papel de la realeza en la sociedad tradicional Fon y el prestigio que aún conservan los descendientes de sus apellidos. Pero, por otro lado, me impactó saber que algunos reyes tenían tal deseos de riqueza que incluso habían vendido a su gente como esclavos.

Río Mono:
Recuerdo la ruta en barca por el río en medio de manglares, y cuando visitamos poblados con fetiches y santuarios. Nos detuvimos en un embarcadero donde me impresionó ver a un niño con un machete en la boca que trepaba por la palmera como si fuera un mono para arrancar cocos y bajaba con mucha agilidad.

Ceremonia vudú:
Fue el descubrimiento de un mundo nuevo lleno de magia y entendí que para ellos es muy importante, ya que es su manera de seguir la religión y espiritualidad.

De Ouidah:
Me impactó pasar por debajo de la Puerta del no retorno y pensar que era el lugar donde embarcaban los esclavos hacia los mercados de occidente. Conocí más de cerca el tema de la esclavitud y conecté con Gorée de Senegal. En el Templo de las Pitones, la sensación de que me pusieran una serpiente pitón alrededor de mi cuello fue muy fuerte, todo sea para que me transmitieran salud, buena suerte, tal como dicen los Fon sobre estos reptiles.

De Ganvié:

Me interesó conocer el origen de este pueblo que se remonta a la época del tráfico de esclavos. Se establecieron en casas flotantes para defenderse de los guerreros cuya religión les prohibía entrar en el agua. Me ha parecido adecuado que su nombre signifique “libertad a las aguas”. Fue una buena experiencia recorrer en barca, en medio del mercado flotante, rodeado de casas de bambú, y descubrir la peculiar forma de recolectar los peces con diferentes técnicas de pesca adaptadas a sus necesidades.