El motivo que me llevó ir a China ya venía de tiempo. De pequeña leía El loto azul de Tintín y me fascinaban sus aventuras. De joven, la lectura de novelas y ver películas ambientadas en China me abrieron la curiosidad de conocer la “Tierra de los Dragones”. Por otro lado, fui siguiendo de cerca los pasos para la adopción de las niñas que realizaban mis amigos. Cada nuevo curso, entraban más niñas chinas en la escuela donde trabajo. Todo ello me motivó a investigar más sobre este país. Mi amigo Esteban, fotógrafo y viajero, me animó a ir a conocer China, a la que llaman el ombligo del mundo. Me decidí realizar este viaje junto con mi amiga Dolors, así tendría la oportunidad de satisfacer mi curiosidad por conocer estas tierras. Contacté con personas que tenían relación con este país, fuera por trabajo, adopciones, viajes o porque vivían temporadas largas allí, y también contacté algunos chinos que viven en Cataluña. Todo lo que me han aportado ha sido enriquecedor para conocer mejor este gran país.
Me llevo una maleta llena de vivencias
De Beijing:
Me impresionó el ambiente de respeto y oración que había en el Templo de los Lamas con el Buda más grande del mundo. El ritual de adoración consistía en tres movimientos repetitivos bajando la cabeza y volviéndola a levantar, también ofrecían sándalo y alimentos. En el Templo del Cielo todos practicaban actividades al aire libre y yo también me añadí al grupo de Tai Chi. Me encantó pasear en triciclo por los barrios antiguos de Hutong.



De Datong:
Para llegar a los monasterios necesitábamos seis horas de tren. Me gustó pasearme por los vagones, que iban bastante llenos, y hacer una pequeña inmersión en la convivencia con los chinos. Me han impresionado las grutas budistas y el Templo colgado en la roca donde están representadas las tres religiones de China. Me ha gustado hablar y participar con los monjes budistas mientras hacía correr la rueda de la suerte. Me llevo la paz que me transmitieron las comunidades budistas que nos abrieron sus puertas.

De Pingyao:
Me gustó pasear por la ciudad vieja amurallada y visitar edificios emblemáticos. En la mayoría de sitios éramos los únicos europeos, me sentía extraña cuando nos pedían que nos hiciéramos fotos con ellos.

De Xi’an:
Me ha impactado la visita a los guerreros de terracota. He disfrutado yendo en bicicleta por dentro la muralla. He terminado el día viendo un espectáculo de danza y música china. Por unos momentos me he transportado a la época de los emperadores.

De Guilin:
En el crucero por el río Li nos encontrábamos barcas de bambú y algunos pescadores, mientras estábamos rodeados de montañas en medio de la niebla. Un lugar donde se han inspirado poetas y escritores. Realmente espectacular.

De Yangshuo:
Me ha gustado pasear por los campos de arroz mientras los campesinos trabajaban ayudados con los búfalos de agua. También ver el espectáculo Impresiones de Liu Sanjie realizado por el mismo director de los juegos olímpicos de China.

De Shanghai:
En algunos momentos me parecía que estaba en Nueva York, al ver los grandes rascacielos y las luces de neón, aunque también se veían edificios coloniales de influencia francesa e inglesa. Por la calle había mucho tránsito de motos, en la mayoría de estas iban montadas tres personas, y también de bicicletas cargadas con paquetes, en medio de coches y camiones que tocaban el claxon muy fuerte.

Valoración global del viaje:
Me ha gustado conocer una parte de este inmenso país, de una historia milenaria, con múltiples culturas. Antes lo sentía lejano, ahora lo siento más cercano.
Un viatge molt interessant per un pais mil.lenari i de una cultura fascinant.
Dolors espero poder fer més viatges juntes. Gràcies!